Para que la Primera Reconciliación (Confesión) y la Primera Eucaristía (Comunión) se administren a los niños, se requiere que el niño tenga los conocimientos suficientes, el deseo de celebrar y esté preparado con precisión, para que según su capacidad comprenda cuál es el misterio de Cristo, y puedan recibir la Reconciliación y el Cuerpo del Señor con fe y devoción. (Ver Código de Derecho Canónico 913)
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